La apoplejía
La apoplejía se presenta cuando una parte del cerebro se ve privada de su vital aprovisionamiento de sangre a causa de algún accidente que afecta a los vasos sanguineos que lo irrigan. En realidad, aunque el ataque parezca repentino, es posible que hayan transcurrido semanas, e incluso años, desde el inicio de los trastormos que han conducido a él. Quizás los vasos sanguineos se hallan obstruidos con materia grasa, que al depositarse en placas sobre sus paredes (arteisclerosis) ocasiona el estrechamiento del espacio por donde debe circular la sangre. Cualquier dia, al depositarse una pequeña placa más, se habrá completado la oclusión.
Quizás un pequeño coágulo formado sobre las placas haya sido arrastrado por la corriente sanguinea y, al ser transportado aquél a un vaso más fino lo haya obstruido. Quizás las paredes de los vasos hayan perdido algo de su elasticidad con el paso del tiempo y no puedan ensancharse lo suficiente en respuesta a una necesidad extra de sangre, bloqueándose así el suministro, o posiblemente esas paredes endurecidas tengan partes delgadas que al romperse , hayan dejado escapar la sangre, la cual habrá presionado sobre el tejido cerebral circundante.
Cualquiera que sea el accidente -- la moderna denominación médica de un a apoplejía es AVC (accidente cerebral vascular) -- el efecto de un ataque, incluso el más pequeño, puede ser catastrófico. Sin embargo, muchas personas que han sufrido una apoplejía han conseguido un alto grado de recuperación.
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